viernes, 31 de octubre de 2008

La psicología del precio

Es curioso pero lo cierto es que la psicología del precio de una acción es muy elevada.

Si yo hace unos días compré acciones del valor X a 10 euros la acción y resulta que unos días después sube un 15%, tengo la sensación de pensar que tuve una ocasión fantástica para comprar títulos a muy buen precio. En cierto modo, en mi mente se crea la sensación de que 10 euros era el suelo de dicho valor. Por desgracia, esa percepción se hace más manifiesta cuando la ocasión ya ha pasado. Pero claro, a toro pasado pocos serán los que no lo entiendan. Curioso, ¿verdad?

Si en cambio sucede todo lo contrario, compré a 10 euros el valor X, y después baja un 15%, la sensación pasa a ser justamente diferente. Uno puede encontrar noticias, comentarios o percepciones subjetivas que justifican que el precio ya no es 10 sino inferior.

Por suerte o por desgracia, los medios de comunicación, los analistas y la opinión pública son "ruidos" que distorsionan nuestra precepción inicial hacia un valor. A veces aportan luces pero generalmente la aportación es precisamente negativa y lo que creemos que son luces no son más que sombras.

Hace cosa de 10 días todos los medios de comunicación, o casi todos, comentaban que no era momento para entrar en bolsa. Resulta que estos días ha subido considerablemente el Ibex, el Eurostoxx50, el Dow Jones y por tanto los hay que empiezan a hablar de rally alcista hasta final de año.

A ver, no lo he entendido. Si no ha habido noticias positivas excesivamente relevantes en estos días, ¿ por qué hay quien piensa que es mejor momento comprar hoy que hace 10 días cuando había valores un 10% ó 15% más baratos?. Quizás entre aquí el análisis técnico, de lo contrario no lo entiendo. La verdad es que contando con el análisis técnico tampoco.

Desde mi opinión, aquí juegan un papel fudamental los medios de comunicación. Cuando todo va mal y las noticias no son nada alentadoras, los titulares son sangrantes. Cuando hay un rebote, o parece haberlo, se genera una actitud de esperanza.

Así es que el pequeño inversor nada en un mar plagado de: tiburones expertos, inversores con gran liquidez y sin excesiva prisa que la bolsa vuelva a subir, operadores bursátiles que te llenan de información de como apalancarte hasta 5 veces más y medios de comunicación que necesitan de noticias que vendan más periódicos.

Vamos, que la probabilidad de que un pequeño inversor no termine siendo engullido y por tanto sin buena parte de sus ahorros pasa a ser muy baja.

A veces el éxito parece no estar en ganar dinero sino en no perder demasiado.

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